sábado, 30 de abril de 2011

Un sábado sin Sabato

Muy de madrugada, flanqueado por el amanecer concilie el sueño casi sin darme cuenta. Abatido quizás por sentimientos que pensé ya no quedaban en mi recordé el artículo que había leído unas horas antes sobre como el tiempo se había encargado de darle una especie de tregua y que había encontrado la paz en la senectud de su vida ya que "la razón engendra monstruos".
Hoy como habiéndolo presagiado me levante con la ingrata sorpresa de su partida y lejos de sentirme triste recordé por todas las cosas que tuvo que pasar y pensé que vivir casi 100 años en este infierno es ya un castigo que pocos pueden soportar.
Anoche y sin saber, brotaron unas lagrimas. Hoy sábado, quisiera no haber despertado aún.

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